HAROLD BLOOM Y LA "CRÍTICA DE LA RELIGIÓN"
La “crítica de la religión” como ejercicio del pensamiento que se pregunta por la esencia de lo religioso es clave, a mi modo de ver, para la reforma y supervivencia del cristianismo en las sociedades democráticas actuales. La puesta en práctica de una “crítica de la religión”, en el sentido explicado por Harold Bloom, sería útil para demostrar, a creyentes y no creyentes, cuál es el verdadero y singular aporte del cristianismo a nuestros pueblos y sociedades, más allá de lo que puedan enseñarnos otras disciplinas y saberes. Por un lado, tanto en el ámbito del conservadurismo como del fundamentalismo religioso, la pregunta por la esencia de la religión no se plantea, ello porque tradicionalmente se considera la religión, o bien como superior a todo aporte, o bien como legitimada para emitir opinión sobre cualquier tema (actitud que no ha hecho más que empañar el testimonio de la fe cristiana). Por otro lado, en el progresismo católico y evangélico, creo que sí existe de facto una apertura para preguntarnos por el singular aporte de la religión, a mi juicio con tres objetivos: en primer lugar, para impedir que el progresismo cristiano disuelva el discurso y praxis de la fe en sus alianzas con otras disciplinas y saberes; en segundo lugar, para demostrar a la sociedad que otro cristianismo, libre de dogmatismos y fundamentalismos, es realmente posible; finalmente, para renovar el cristianismo y ofrecer, desde él, respuestas nuevas y creadoras que satisfagan las necesidades humanas en el presente.
Harold Bloom es un crítico literario estadounidense. Sin embargo, en su libro La religión americana (concretamente en el primer capítulo), se propone, según sus propios términos, realizar un “experimento”: efectuar una “crítica de la religión”. Así, análogamente a la crítica literaria que busca la dimensión estética irreductible en las obras teatrales, poéticas y narrativas, la crítica de la religión busca la dimensión espiritual irreductible de los fenómenos religiosos y no religiosos. Se trata de buscar la singularidad de lo religioso. ¿Qué propósitos, rasgos y finalidades posee la crítica de la religión según Bloom?
Bloom no ubica la crítica de la religión en los estudios religiosos pertenecientes al campo de la historia o de la sociología, sino en otras disciplinas como la psicología, la filosofía e, incluso, la teología (de hecho, desde esta última perspectiva, podemos considerar a Emerson, William James, Kierkegaard y Nietzsche como “críticos de la religión”). A juicio de Bloom, Los sociólogos e historiadores (que por lo general son los académicos que se interesan por la religión) poco pueden decirnos sobre los desarrollos y creaciones que provienen de la misma religión en su afán por superar y dar sentido a lo que considera es el principal motivo de la existencia de las religiones: la superación de la muerte. Se trata de identificar, según creo, las motivaciones existenciales conectadas con las mismas experiencias religiosas (experiencias difíciles de probar para el mundo académico). En ese sentido, la crítica de la religión se erige como una tarea hermenéutica. La crítica de la religión es un “estilo interpretativo”, pero no es una interpretación de textos (como en la crítica literaria), sino que, según Bloom, juzga y compara percepciones y sensaciones religiosas, así como las consecuencias de vivir determinada fe. Por ello, la critica de la religión reconoce la existencia e importancia de la religión, más aún, está impulsada por ella. La función de la crítica de la religión es también purgarse del fariseísmo, en otras palabras, identificar la vivencia auténtica de la religión.
De ahí que no debemos malinterpretar el término “crítica”. De acuerdo a Bloom, esta no es la crítica de Freud, que ve en la religión una ilusión producto de una neurosis obsesiva universal, ni tampoco la crítica de Marx, que la considera el opio del pueblo. La critica no tiene la pretensión de derribar ilusiones o delirios. Su función es “construir puentes allí donde hay un vacío, explicar, en concreto, las curiosísimas relaciones que por lo general imperan entre la teología y la experiencia religiosa real, en cualquier fe.” (32).
Así pues, la crítica religiosa busca responder a la pregunta: “¿cuál es la esencia de la religión?” (25). Dice Bloom: “La crítica, tal como yo la concibo, busca lo poético en la poesía, y debería buscar lo religioso en la religión.” (34). No obstante, la esencia de la religión no está en los textos religiosos, sino, tomando en cuenta el particular contexto en el que se asienta, en las experiencias de los individuos. Bloom circunscribe su investigación a la esencia de la religión norteamericana, algo que desarrollará en los diversos capítulos que componen su libro.
Pero además, para Bloom la crítica de la religión, en la medida que profundiza sobre las concepciones nativas americanas, es también una crítica de la nación. Ello porque la sociedad norteamericana está empapada de religión. En ese sentido, Bloom escribe “para elogiar y para censurar la Religión Americana (…) Lo que me interesa es identificar nuestra fe nacional, interpretar su estilo espiritual y profetizar su futuro” (35). Por eso mismo, el argumento central de La religión americana es señalar que las consecuencias de la fe nacional afectan a todos los ciudadanos.
Bloom continua con su paralelismo entre crítica literaria y crítica religiosa: y es que el deseo creativo y el deseo religioso tienen mucho en común. Si el carácter poético se origina como una rebelión contra la muerte, con la religión ocurre algo parecido. La Religión Americana va en pos del deseo de inmortalidad. “La crítica de la religión necesita entrar en esa zona, que queda entre la teología y la experiencia espiritual, una zona afín a lo que los primeros cristianos, gnósticos incluidos, habrían denominado el pléroma, la plenitud, del espacio y el tiempo.” (38)
Pero además la crítica de la religión posee una función útil para la sociedad en general. Se trata de impedir lo que, a modo de ver de Bloom, ha pasado con la estética de la literatura en el contexto norteamericano: haber sido descartada por la “escuela del resentimiento”, esto es, “por el antiintelectualismo de la vida política, social y moral, y la corrección política de la pseudoizquierda académica”. Precisamente, en el ámbito religioso la expresión de este resentimiento, de este antiintelectualismo, es el fundamentalismo.