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EL DESCONOCIMIENTO ACRÍTICO DEL FEMINISMO

Publicado: 2020-04-20

La razón por la que el evangélico promedio desprecia el feminismo es la misma por la que rechaza varias cosas que podrían hacer del cristianismo y de nuestro mundo uno mejor: desconocimiento acrítico. Así pues, lo que se termina por rechazar no es el feminismo en sí, sino una caricatura distorsionada que se hace del mismo. Este distorsionamiento, este desdibujamiento de las cosas tal como realmente son es muy típica de la ignorancia evangélica en ciertas materias. Veamos algunos ejemplos. 

El evangélico promedio menosprecia la filosofía porque cree que ella solo enseña a dudar y a negar la creencia. Pero esta es solo una caricatura de la filosofía misma: hay filosofía que defiende la religión y la duda filosófica esta ligada a un saber crítico-racional que no es necesariamente incompatible con la fe (recordemos, por ejemplo, que gracias al neoplatonismo el cristianimo pudo sustentar racionalmente la doctrina de la trinidad).

Otro ejemplo. El evangélico promedio rechaza el ecumenismo porque cree que este es parte de un proyecto mundial nuevaerista que busca disolver el cristianismo en una única religión pagana. Sin embargo, este "ecumenismo" no existe salvo en el youtube o en las mentes llenas de miedo. La teología ecuménica, por el contrario, es un esfuerzo serio por cumplir la voluntad de Cristo expresada en Jn 17:20-23 y es una rama de la teología desde mediados del siglo xx.

El evangélico promedio rechaza la teoría de la evolución porque asume que esta dice que el hombre evolucionó del mono. Sin embargo, la teoria de la evolución no dice eso, sino que entre hombres y primates podría haber antepasados comunes sobre la base del registro fósil. Aunque Darwin fundamentó el origen de las especies en la seleccion natural nunca negó el papel creador de Dios y, curiosamente, el científico Inglés nunca fue condenado por la iglesia ni sus obras puestas en el famoso "index". Puesto que su teoría contradice la literalidad del génesis, el evangélico promedio decide rechazarla y satanizarla, y, de paso, hace lo mismo con la ciencia. Sin embargo, olvida la posibilidad de que el conflicto entre fe y ciencia bien podria resolverse abandonando una interpretación menos literalista y supernaturalista de la Biblia.

El evangélico promedio rechaza la teología de la liberación pensando que se trata de marxismo disfrazado de religión. No obstante, esta es también otra caricatura, ya que esta teología reivindica uno de los conceptos centrales del evangelio (el Reino de Dios) y propone una lectura de la Biblia que se relacione con los actuales contextos de pobreza y exclusión. Así pues, en lugar de analizar críticamente lo que de bueno tiene esta teología, el evangélico promedio prefiere también lanzarla por la borda.

El evangélico promedio rechaza la exégesis moderna de la Biblia, que no hace más que aplicar los métodos de la filología contemporánea al libro sagrado. Por eso, cuando a la luz de este método se le dice que el AT incorporó mitos de otras religiones, que Moisés no pudo escribir todo el pentateuco, que la Biblia fue escrita desde la perspectiva cultural de sus redactores, etc, etc., solo atina a señalar que esa es "teología liberal" utilizada con la excusa de relativizar la Biblia. En lugar de investigar, prefiere interpretar la Biblia literalmente asumiendo que lo que ella dice describe perfectamente la realidad y es directamente aplicable a nosotros hoy.

El evangélico promedio rechaza también la teoría de género aduciendo que se trata de una ideología que enseña que los seres humanos pueden ser hombres, mujeres o lo que sea a voluntad. No obstante, esta es otra manera de ejercer el desconocimiento acrítico: ningún teórico o movimiento cree o enseña el género de esa manera. Incluso las teorias queer del género, que niegan que la humanidad deba dividirse en hombres y mujeres, apelan a la biología para demostrar que esta posee una diversidad impresionante sin que la persona tenga la opción de elegir lo que quiere o desea ser a voluntad. Sin embargo, el desconocimiento acrítico evangélico insiste en mandar al diablo el enfoque de género y le atribuye rasgos capitalistas, conspirativos y fascistas.

¿Existen más ejemplos? Claro que sí si apelamos a la Historia. Así, podemos ver la cantidad de errores y distorsiones que las iglesias hicieron de teorías, pero sobre todo de personas, como las mujeres, los indígenas, los negros, los herejes, los protestantes, los científicos, los homosexuales, entre otros a quienes consideró inferiores. La iglesia tiene una deuda histórica con estas identidades porque distorsionó su carácter real, siendo cómplice de la injusticia y de los contextos o potencias que ignoraron o negaron su dignidad.

Siendo ello así, ¿por qué no podría ocurrir que los creyentes estén incurriendo hoy en el mismo error para con el feminismo? Así, en lugar de ver al feminismo como un movimiento plural que busca la igualdad entre hombres y mujeres sobre bases teóricas y científicas, el evangélico promedio prefiere caricaturizarlo y verlo como un colectivo de mujeres histéricas que, odiando a los hombres y a la religión, buscan privilegios solo para ellas apelando a la violencia callejera y a la negación de la ciencia. Por supuesto, esta idea del feminismo propia del mundo de los memes y de las redes sociales es solo otra forma de desconocimieto acrítico.

Pero el desconocimiento acrítico solo se combate con su opuesto: el conocimiento crítico. Conocimiento, porque implica que los creyentes dejen el facilismo de creer la versión que del feminismo aparece en las redes sociales y en la boca de los líderes "profamilia" para empezar a leer libros, especialmente las de aquellas teóricas y teólogas feministas, y comenzar a conocer el feminismo de base que desde hace mucho ofrece un trabajo práctico tanto o más cercano a la vida de las mujeres violentadas que la labor que hacen las iglesias. Pero también se requiere crítica, ya que no se trata de aceptarlo todo, sino de saber distinguir qué cosas del feminismo el cristianismo puede y DEBE acoger y qué cosas no.


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El Eremita

Blog sobre religión, para una reforma de lo religioso en contextos plurales y secularizados