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¿POR QUÉ CREO QUE PEDRO CASTILLO ES EL MAL MENOR?

Publicado: 2021-06-02

1. Entre dos males para el país, Keiko y Castillo, he optado por este último por considerarlo el mal menor. Justificar esta decisión no solo es un acto de responsabilidad, sino también un acto de defensa personal; defensa contra quienes creen que estoy “lleno de odio hacia el fujimorismo”, “fanatizado por la izquierda” o que he “negado la fe al optar por el comunismo ateo”.

A esas personas debo decirles lo siguiente: como creyente, el sentido de mi vida está orientado a ser llenado por el ágape (siendo Jesús mi más excelente maestro), no por el odio. Como ciudadano, mi compromiso es con la democracia, la justicia social y la dignidad de las personas, y eso determina mis adhesiones a la izquierda o a la derecha (ello, sin negar de mi tendencia de centro-izquierda). Nuevamente, como cristiano, pero también como humanista, tengo la capacidad de ver lo bueno en cada ideología para incorporarla a mi sistema de creencias, aunque el ateísmo propio del materialismo dialéctico no sea una de ellas. A la luz de todo ello, debo decir que, desde un punto de vista ético, ni Keiko ni Castillo merecen mi voto y lo correcto sería, en ese sentido, anularlo o votar en blanco. Ambos poseen ideologías extremas, ambos pervertirán la política, ambos tienen criminales en sus bandos, uno está con la gente del movadef y la otra con los líderes que avalaron la dictadura, los excesos y la inteligencia genocida y, mientras Castillo tiene una declarada retórica explícitamente antidemocrática, Keiko ha demostrado que sabe muy bien seguir el guión democrático para hacer por debajo de la mesa todo lo que es contrario a la democracia y sus valores. Y es que éticamente no hay mucha diferencia entre uno y otro. Ambos, a mi modo de ver, incumplen el mínimo estándar moral para acceder al máximo cargo de la República. Sin embargo, mi voto se ha definido, no por un criterio ético, sino político. Por esa razón creo que es posible definir el voto.

2. El problema de pretender decidir la cuestión estrictamente por el lado de la ética inevitablemente hará que caigamos en una disputa maniquea e infructuosa -muy propia de las redes sociales-, pues quienes resalten los vicios de un candidato para justificar su rechazo hacia él serán acusados de imparciales (con justa razón) al no reconocer los vicios del otro. Por esta razón, justificar la opción por Keiko o por Castillo por razones éticas lo único que haría sería envilecer la ética. Entrar al juego de decir que un cochebomba no es tan malo que una política de esterilizaciones forzadas es algo, no solo antiético, sino anticristiano. Es éticamente tan incoherente como aquellos que, para oponerse a Castillo, dicen que votar por Keiko es defender la democracia.

3. ¿Pero qué significa decir que mi criterio para votar es esencialmente político? Significa que mi opción por uno o por otro candidato no depende de creer en sus propuestas o en su ideología, sino de la forma en que harán uso del poder. Se trata, por tanto, no de un análisis de lo que debería ser (ético), sino de lo que realmente podría suceder en el uso del poder (política). Por supuesto, este criterio político no está desligado de mi valoración ética, pues ya he dicho que ambos candidatos son antidemocráticos, lo que me premune de no respaldarlos acríticamente o mucho menos ensalzarlos. ¿Qué candidato recibirá mayores controles por parte del sistema político que sean capaces de amortiguar su mala manera de gobernar?, esta es la pregunta esencial desde la cual he definido mi opción de voto y cuya respuesta es Pedro Castillo, por las siguientes razones:

a. Es previsible que Pedro Castillo no tendrá la mayoría congresal, pero Keiko sí:

Castillo es el candidato con las propuestas más radicales y peligrosas para la estabilidad del sistema económico, pero lo cierto es que estas requieren de la mayoría en el Congreso para ser convertidas en realidad. El cambio del modelo económico, la reforma de la Constitución, la reforma tributaria, la revisión de los Contratos-ley, la estatización de la minería, la eliminación del Sistema Privado de Pensiones, todas estas propuestas, de acuerdo a la letra de la Constitución, requieren una reforma de la Constitución o leyes nuevas para poder implementarse, para lo cual la mayoría congresal es indispensable. Incluso las propuestas más absurdas y peligrosas, como desactivar el Tribunal Constitucional o la Defensoría del Pueblo, irían contra la Constitución y la ley que son las que otorgan competencia al Poder Ejecutivo. Entonces, cabe preguntar, ¿es previsible que Pedro Castillo obtenga la mayoría congresal? No. Es difícil que ello ocurra. Para alcanzar la mayoría se requieren 66 de 130 votos en el Congreso. Perú Libre tiene 37, mientras que Fuerza Popular tiene 24. Sin embargo, es razonable prever que será Fuerza Popular el que se haga de la mayoría. Solo uniéndose con Acción Popular (16 votos), Alianza para el Progreso (15 votos) y Renovación Popular (13 votos) el partido keikista obtendría 68 votos. Por su parte, aún si Perú Libre se aliara con los partidos restantes (Avanza País, Juntos por el Perú, Podemos Perú, Somos Perú y el Partido Morado) solo obtendría 62 votos, es decir, ni siquiera llegaría a la mitad de votos. Señalo que es razonable que esto ocurra por tres razones: a) los partidos mencionados son ideológicamente de derecha y se han opuesto tradicionalmente a la izquierda, b) el fujimorismo, en el último gobierno, ha mantenido un bloque de alianzas con AP y APP para vacar a Vizcarra, para impedir la reforma educativa, para interpelar ministros y c) tanto Renovación popular (1), Alianza para el Progreso (2) ya han hecho público su respaldo en segunda vuelta a la candidatura de Keiko Fujimori, mientras que Acción popular ha anunciado que será un partido de oposición (3), lo que significa que, de salir Pedro Castillo, este no obtendrá el respaldo del partido de la lampa. Tomando en cuenta estas evidencias, lo razonable, lo esperable, es que el poder de Castillo sea bloqueado por el Congreso. Ello, por supuesto, no pasaría en caso Keiko gane, pues sería ella quien tendría la mayoría congresal para hacer lo que quisiera con el poder. Frente a ello, muchos dirán que la mayoría congresal no interesa si Castillo da un golpe de Estado y cierra el Congreso. Esto nos lleva al segundo punto.

b. Las posibilidades de un golpe de Estado por parte de Pedro Castillo son menores en comparación con la posibilidad de un gobierno keikista con mayoría parlamentaria

Los golpes de Estado no vienen de la nada. Deben cumplirse una serie de factores para que se lleven a cabo. Uno de ellos es contar con el poder militar y el otro factor es contar con el respaldo de la ciudadanía. ¿Castillo contaría con el respaldo de las Fuerzas Armadas para tomar el poder? Las evidencias nos dicen que no. La información de la que disponemos nos indica que militares y policiales son opuestos al proyecto político de Castillo, dado que: a) personas como Jorge Montoya Manrique, ex presidente del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y José Tisco Lindley, ex Director de la Policía Nacional del Perú, pertenezcan al partido Renovación Popular, ideológicamente opuesto al comunismo y que está respaldando a Fuerza Popular en la segunda vuelta, b) José cueto, nuevo congresista elegido de Renovación Popular y ex almirante en retiro, ha señalado la imposibilidad de que las Fuerzas Armadas avalen un golpe por parte de Castillo (4), c) Existen ya sendos pronunciamientos de parte de diversos ex militares y policías confrontando las posiciones políticas e ideológicas de Perú Libre (5). Lo expuesto debe reforzarse por el hecho de que las Fuerzas Armadas no son un organismo compuesto por autómatas que siguen al presidente a ciegas, sino que son personas con conciencia moral que han interiorizado también un deber institucional hacia la patria, la Constitución y las leyes, y que ideológicamente, especialmente a colación de la experiencia de los 90, son afines a la postura fujimorista. En ese sentido, el golpe militar sería mucho más factible en un gobierno de Keiko que de Castillo.

Otro factor que no debemos olvidar es el del respaldo popular. Un golpe difícilmente será exitoso si no cuenta con la legitimidad del pueblo y si tiene contra él una ciudadanía activa que se le opone con movilizaciones continuas. ¿Tiene Castillo el respaldo popular? No lo tiene. Según los resultados de la primera vuelta electoral, el voto castillista no supera el 18%, mientras que un gran porcentaje del voto que obtendrá será a raíz del antivoto de Keiko. Además, hay que advertir que el respaldo popular de Castillo es fuerte en otras provincias fuera de Lima. Estos datos nos permiten inferir que: a) un golpe por parte de Castillo no sería respaldado por la mayoría de la población, b) de haber un golpe, este sería en Lima con el fin de cooptar las instituciones públicas (como el TC, el Poder Judicial, el Congreso, etc.), pero es precisamente en Lima donde Castillo tiene en su contra el capital social que se activaría contra él.

Por esta razones, decir que Castillo podrá hacer un golpe deja de lado el análisis de las evidencias disponibles. Lo realista, es que es más probable que fracase en ese intento a que tenga éxito. 

c. De salir elegido, Pedro Castillo será un presidente vacable, a diferencia de Keiko Fujimori

La puerta de la vacancia por “incapacidad moral” ha sido ya abierta en el gobierno anterior. El término es poco preciso por lo que puede ser usado con cualquier excusa. En ese sentido, para vacar a un presidente con malhadados fines políticos se necesitará tres cosas: a) una justificación (excusa) política, b) la mayoría congresal y c) también habrá que observar quien es el presidente del Congreso (quien podría asumir la presidencia en caso se vaque al presidente y al vicepresidente), pues podría ser del partido opositor. Tratándose de a), tanto Keiko Fujimori como Castillo tienen un prontuario que los posiciona para ser vacados. 

Sin embargo, el criterio determinante es el b). Para vacar a un presidente se necesitan dos tercios del número legal de congresistas, es decir, 87 votos. El fujimorismo no solo tendría, como ya dijimos, la mayoría congresal, sino que con las otras bancadas que rechazan el comunismo sumarían 80 votos. En cambio, en el mejor de los casos, para vacar a Keiko en promedio tendríamos los votos de Perú Libre, Juntos por el Perú y el Partido morado que juntos suman 50. Mediáticamente, además, el motivo de una vacancia contra Perú Libre podría ser más fuerte al tener en su círculo cercano a miembros del Movadef. De igual manera, cabe señalar que Perú Libre solo tiene una vicepresidenta (el otro era Cerrón, que fue excluido por el JNE) (6) con denuncias en contra, Dina Boluarte, lo que haría más factible su vacancia en caso Castillo sea vacado. En resumidas cuentas, y aunque aún no sepamos quién vaya a ser el presidente del Congreso, la evidencia nos indica que Castillo es un presidente vacable, mucho más que Keiko. La vacancia, en ese sentido, sería un bloqueo político más a la concreción del supuesto gobierno socialista de Castillo.

d. Las redes de corrupción serían más fáciles de tender en un gobierno de Keiko que en uno de Castillo

Salvo el caso de Junín, Perú Libre nunca ha estado en el gobierno. El fujimorismo sí y con varios antecedentes y serias acusaciones de corrupción. Esta es una diferencia que no puede ser pasada por alto, ya que si Perú Libre quisiera corromper el sistema tendría que empezar desde cero, mientras que el fujimorismo ya tendría un posicionamiento que podemos rastrear hasta la época de los 90. Entonces, si bien Fuerza Popular y Perú Libre poseen personas con antecedentes de corrupción entre sus filas, la corrupción institucionalizada generada por el fujimorismo es, de facto, mayor que la de Perú Libre. El fujimorismo está vinculado con el narcotráfico (7), con blindar fiscales para impedir la justicia (8), con la corrupción generalizada hecha por Odebrecht (9), por influir en jueces de alto rango (10). Se trata de una cooptación de las instituciones democráticas que viene siendo trabajada sistemáticamente durante años. Por tanto, es objetivo señalar que la corrupción será más grave en un gobierno fujimorista que en un gobierno castillista.

4. Los argumentos anteriormente expuestos ponen en evidencia que la idea de un gobierno dictatorial de Castillo, de la inminencia de una “Peruzuela” o de un gobierno socialista es poco probable y proviene más de una campaña de miedo que de un análisis realista. Se trata de un miedo irracional y manipulador. Los argumentos expuestos demuestran que lo dicho aquí no es una mera especulación parcializada que busca salvar a Castillo, sino de un análisis que se proyecta a partir de evidencias reales y de los propios bloqueos que ofrece el sistema político. Ello, sin embargo, no significa que un eventual gobierno de Perú Libre no vaya a ser dañino para el país. Sobre ello, debo señalar cuatro cosas:

a. Castillo, como presidente, aún tendría facultades libres del control congresal, tal como así lo establece el artículo 118 de la Constitución, como lo es el dirigir las políticas nacionales, administrar la hacienda pública, negociar los empréstitos, sacar Decretos de Urgencia en materia económica y financiera (aunque el Congreso puede derogar estos decretos ex post), etc. En ese sentido, la incapacidad técnica de Perú Libre y sus propuestas populistas pueden hacer cierto estrago en nuestra economía ejerciendo estas competencias. Especialmente, las propuestas económicas que no han sido desdichas o modificadas por Perú Libre deben ser señal de alerta. No soy un especialista en economía, pero, por citar solo un ejemplo, el caso del cierre de importaciones a productos básicos que, aunque solo se aplique a lo que se produzca en el Perú, conllevaría a una inevitable alza en los precios. Ocurre que, de acuerdo al artículo 74 de la Constitución, los aranceles pueden ser creados o modificados por el Ejecutivo. Castillo no podría prohibir las importaciones (la ley se lo impediría, por lo que podría haber un bloqueo en el Congreso), pero sí podría modificar inadecuadamente todo su régimen arancelario. En consecuencia, sí existe un razonable y fundado temor (en oposición al temor infundado del que hablábamos anteriormente) de que un gobierno de Perú Libre pueda perjudicar la economía, aunque es incierto saber hasta qué niveles, dado que no habrían aquí bloqueos políticos y porque nadie puede predecir el futuro. Creo que debemos ser serios y sensibles ante esta posibilidad, sobre todo en un contexto de precariedad económica y de pandemia en el que muchas personas podrían caer en la pobreza. De ahí que, descartados los temores de una dictadura, llego a la siguiente conclusión: los electores debemos elegir entre un gobierno de Perú Libre, caracterizado por las pugnas políticas entre Gobierno y Parlamento, y un incierto grado de afectación a la economía, o un gobierno fujimorista en el que el partido de gobierno tendrá todo el poder para implantar una corrupción generalizada y en la que las propuestas populistas y la tendencia neoliberal no paliarán la situación de quienes hasta el día de hoy permanecen en pobreza y exclusión. ¿Qué y cómo elegir cuando claramente, a la luz de las acciones de cada partido, hay que optar entre dos males? Mi opción por Castillo en este dilema se explica por las siguientes tres razones: a) Perú Libre, a diferencia del fujimorismo, nunca ha gobernado, por lo que habría que darle el beneficio de la duda. b) El grado de afectación a la economía del gobierno castillista es algo incierto y el poco respaldo popular que posee Perú Libre, así como las posibilidades de una vacancia, presionarían a este partido a no hacer cambios tan radicales. c) Optar por Castillo es ser consciente de una gran lección de fondo que subyace a esta elección: la población más pobre de nuestro país está cansada de lo mismo y eso es algo de lo que la clase media y alta de nuestro país no ha sido consciente hasta que un personaje antisistema como Pedro Castillo entró a la segunda vuelta. Votar por Keiko sería traicionar esa voz que, aunque lamentablemente se apoye en un candidato que merece mi repudio (Castillo), no deja de generar eco en mi conciencia (esto es algo que los pronunciamientos de algunos colectivos cristianos han señalado sobre la base de la ética del Reino). Las dos primeras razones siguen siendo políticas, la última es una razón moral-religiosa.

b. Respecto del punto anterior, debo señalar algo importante de cara a la polarización que los peruanos vivimos en este momento. Mi elección por Castillo está determinada por mi escala personal de valores y no todos en una sociedad democrática tienen que compartirla. Muchos, por ejemplo, no necesariamente han de compartir la razón c) porque no necesariamente se sienten responsables por los otros o, simplemente, porque no tienen tanta confianza en el sistema político como yo como para que la incertidumbre juegue en favor de castillo. Entramos aquí al mar de las subjetividades. En consecuencia, respeto mucho a aquellas personas que, al igual que yo, han sabido separar los criterios éticos de los políticos y no han creído en la campaña del miedo, pero que finalmente terminan optando por Keiko. Sí. Aquí debo discrepar con quienes, respaldando a Castillo, estigmatizan a quienes votan por Fujimori. A ellos debo decirles que puede haber un voto fujimorista crítico, responsable y que valora la afectación al modelo económico como algo peor que la corrupción generalizada y el continuismo del modelo. No hay por qué reprocharles su elección frente a tremendo dilema moral, sobre todo si viven en precariedad económica o si de ellos depende el bienestar de sus familias. El voto por Fujimori, siempre dependiendo de los razonamientos que los sutentan claro está, puede ser un voto ético, tan ético como mi opción por Castillo, por el mismo hecho de que existirán diferentes valoraciones frente a futuros escenarios políticos tan inciertos y si apelamos a las múltiples escalas de valores propios de las diferentes subjetividades. A quienes no libero de culpa, eso sí, es a quienes votaron por Keiko o por Castillo en primera vuelta, tomando en cuenta los execrables antecedentes de estos dos candidatos y los reprobables principios y acciones que han encarnado sus respectivos partidos.

c. Las repercusiones de un gobierno ejercido por cualquiera de los dos candidatos no solo deben ser valoradas desde el punto de vista económico, sino social y ético. Me temo que, socialmente, un gobierno fujimorista, promotor del neoliberalismo a ultranza, solo soliviantaría el cansancio y el resentimiento de la población marginada con el riesgo de nuevos rebrotes de violencia. Un gobierno de Castillo, sin embargo, sería una válvula de escape para esos grupos cansados de vivir en la marginación. En cuanto a las repercusiones en la ética ciudadana, la gestión nefasta en el caso de un gobierno castillista permitiría a la población extraer lecciones respecto de lo terrible que puede ser la izquierda extrema, populista, antidemocrática y técnicamente poco preparada. En cambio, en el caso de un gobierno fujimorista, las lecciones morales serían oscuras y ambigüas: se avalaría un partido que mantiene el modelo económico, pero que es corrupto y populista en su esencia. Es mantener la lógica del “robó, pero hizo obra”, del “tuvo cosas malas, pero también tuvo cosas buenas”.

d. Considero que Castillo es el mal menor por el hecho de que el análisis expuesto demuestra que, de salir Castillo, este no tendrá todo el poder, pero de salir Keiko, esta tendría un poder tremendo, muy peligroso para la democracia. Desde un punto de vista político, si he de optar por un mal candidato, lo responsable es votar por aquél que resulte ser, en los hechos, el más controlado, y ese, a la luz de la evidencia de la que dispongo, será Pedro Castillo. A quienes me acusan de estar parcializado en mi juicio, debo decirles con honestidad lo siguiente: si fuese Keiko Fujimori la que tuviese potencialmente todos los bloqueos que hoy veo que existen contra Pedro Castillo, ciertamente votaría por ella. Pero no es así, y esa es la razón por la que creo que el candidato del lápiz será el menos peligroso.

e. Debo decir que mi análisis para ejercer mi derecho al voto no proviene de una simple elucubración, especulación o “profecía” asentada en mis preferencias personales. Se trata de proyecciones, sí, pero que tienen una base en la realidad, en las evidencias que el sistema político ofrece. Por supuesto, puedo equivocarme, pero lo responsable es decidir sobre la base de la evidencia que existe, no sobre la base del miedo o el prejuicio. Mi invitación es que los demás, sobre todo mis críticos, consideren esa evidencia.

5. Finalmente, debo dedicar algunas palabras a los ciudadanos creyentes, especialmente evangélicos. Ocurre que ahora, para muchos líderes religiosos y muchos creyentes, opinar públicamente sobre temas públicos (cosa irónica) es cuasi pecado. Sucede que opinar respecto de mi preferencia por Castillo ha llevado a muchos a la indignación: "Confundes a los jóvenes", "influyes inadecuadamente", "vas contra la unidad" (¿unidad en qué, en votar por Keiko?), "haces dudar a los demás", se dice. Pero la verdad es que si mi opinión es tan persuasiva como para molestarle a algunos, ¿no es eso un indicador de que quizá la opción por Castillo sea la mejor? Hay una explicación más importante que dar: la mayoría de iglesias no son espacios para dar opinión y dialogar de manera alturada, se impone por lo general el pensamiento del pastor y, cuando ello no es así, se dice que no se debe hablar colectivamente del tema porque la iglesia "no está preparada" para ello, por lo que cada uno debe decidir a conciencia.

Considero ambas actitudes equivocadas. En temas que nos afectan a todos, lo que incluye los temas políticos, los creyentes tienen el deber y el derecho de ejercer su sacerdocio espiritual y abordar los temas sin miedo y colectivamente entre iguales, tal como aparece en las Escrituras. Si se considera que hay un acuerdo sobre la materia, qué mejor testimonio que ver una comunidad que expone la postura que ha adoptado y las virtuosas motivaciones que la fundamentan. En caso no se llegue al acuerdo, o bien puede hacerse explícita la razón del desacuerdo o dar la libertad para que cada creyente actúe según Dios y su propia conciencia. Pero lamentablemente la deliberación democrática, participativa, libre y, lo más importante, motivada en razones, en la que tod@s l@s santos son escuchados es la excepción y no la regla.

¡Cuántas veces un creyente ha sido estigmatizado en la iglesia (sobre todo si tiene un puesto de liderazgo) por sus posturas morales, religiosas y políticas sin que se conozca bien el fundamento de su parecer o se le pregunte: ¿con qué fundamento crees así? ¡Cuántas veces se ha vetado o "disciplinado" a personas por asumir posturas que ni siquiera son esenciales a la fe, como por ejemplo ser de izquierda o creer en el enfoque de género! Entonces, como exponer la propia opinión y deliberar en democracia son la excepción, como son cosas raras, como no saben hacerse, como son difíciles, entonces se les llama pecado. Si a muchos creyentes y líderes religiosos les molesta el uso de las redes sociales para que los creyentes expongan su opinión porque se ventilan "cosas de la casa" o se "va contra la unidad", entonces, en lugar de vetar, deberían preocuparse más por abrir espacios de libertad en el que las voces discrepantes tienen el mismo peso que las voces oficiales y en las que no exista estigma de algún tipo a fin de que tod@s sean escuchados. Les aseguro que, en la medida en que las iglesias sean más democráticas y aprendan a valorar mejor la opinión del más pequeño hermano de su congregación, sobre todo del que discrepa, entonces no tendrán ningún miedo a que un cristiano de sus opiniones por las redes sociales.

Dios bendiga a nuestra patria.

NOTAS

(1) https://gestion.pe/peru/politica/rafael-lopez-aliaga-anuncia-que-votara-por-keiko-fujimori-en-la-segunda-vuelta-de-elecciones-2021-nndc-noticia/

(2) https://gestion.pe/peru/politica/plenario-de-alianza-para-el-progreso-acordo-respaldar-a-keiko-fujimori-en-la-segunda-vuelta-nndc-noticia/

(3) https://larepublica.pe/elecciones/2021/05/16/accion-popular-apoyara-la-opcion-mas-cercana-a-la-libertad-y-la-democracia-pltc/?ref=lre

(4) https://gestion.pe/peru/politica/jose-cueto-militares-en-retiro-mayoritariamente-estan-trabajando-en-apoyar-lucha-por-la-democracia-elecciones-2021-nndc-noticia/?ref=gesr

(5) https://elcomercio.pe/lima/exmandos-militares-rechazan-declaraciones-del-partido-peru-libre-contra-de-las-fuerzas-armadas-noticia/

(6) https://elcomercio.pe/elecciones-2021/los-vicepresidentes-de-pedro-castillo-y-keiko-fujimori-ellos-tambien-podrian-gobernar-ec-data-noticia/

(7) http://www.otramirada.pe/el-fujimorismo-y-su-larga-historia-con-el-narcotr%C3%A1fico

(8) https://larepublica.pe/politica/2019/07/25/fujimorismo-blinda-a-chavarry-y-evita-que-sea-suspendido/

(9) https://larepublica.pe/politica/2019/11/21/fuerza-popular-los-millones-que-keiko-recibio-en-efectivo-y-manejo-en-provecho-propio-keiko-fujimori-odebrecht-aportes/

(10) https://peru21.pe/politica/keiko-fujimori-los-cuellos-blancos-del-puerto-estas-son-las-veces-que-keiko-fujimori-nego-ser-la-senora-k-antonio-camayo-cesar-hinostroza-noticia/


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El Eremita

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